Como trabajador@s en prácticas hemos tenido la oportunidad de ver lo que son los entresijos de un museo. Es decir, lo que no ven los visitantes. Y es que detrás de una exposición hay muchas tareas más tareas de las que imagináis.
Las paredes y suelos del museo han de ser debidamente acondicionados para el lucimiento de las obras que se van a exponer y que serán admiradas por l@s visitantes de una exposición. También hay que tener en cuenta la conservación de las obras: temperatura, humedad, iluminación…
Las piezas en préstamo cuando llegan, el personal tiene que recibir los camiones a pie de museo y debe vigilar las labores de manipulación tanto de las obras como de los embalajes. Normalmente muchas vienen en cajas de madera para protegerlas. Después hay que llevar un control minucioso mediante el registro de las piezas en los almacenes del museo.
En los “trasteros” del museo, también se almacenan las obras que no se exponen o han de ser restauradas.
