Cada uno, en base a nuestras experiencias vitales, a lo que hemos leído, lo que nos han contado, lo que valoramos y creemos, tenemos una idea diferente acerca de lo que significa esta palabra. Debemos tener en cuenta que, nuestra percepción del mundo es incompleta hasta que no abrimos los ojos a realidades distintas.
El mundo en el que vivimos está en continuo movimiento. No hace demasiados años, para determinar si una persona tenía una discapacidad intelectual, se medía su Coeficiente intelectual. Hoy en día sabemos que este valor, estático, arbitrario y aislado, no tiene ninguna utilidad y lo único a lo que nos lleva, es a etiquetar.
El concepto de discapacidad, hoy en día, se relaciona con el entorno y la posibilidad de que una persona pueda desenvolverse de forma autónoma en él. Ante esto, surgen nuevas preguntas: ¿la discapacidad está en la persona que tiene un funcionamiento distinto a los demás? o ¿la discapacidad está en un entorno que no es capaz de ofrecer los apoyos y adaptaciones que permitan la accesibilidad a cualquier persona?.
Realicemos juntos un ejercicio de imaginación. Supón que, de repente, desaparece tu escenario habitual y te ves trasladado a una aldea de una tribu indonesia o del Amazonas. Ese grupo de personas vive prácticamente sin ningún contacto con lo que nosotros llamamos “civilización”. Y llegas tú, con tu teléfono móvil sin cobertura ni posibilidad de recarga, tu tarjeta de crédito inservible y una cabeza llena de estudios, datos e información totalmente inútil en ese entorno
Necesitarás comunicarte pero, desgraciadamente, nadie lo hace en tu idioma, ni en ninguno que tú domines. Únicamente podrás usar tu lenguaje corporal y gestual y posiblemente no tardarás en darte cuenta de que éste también tiene una interpretación diferente de acuerdo con la cultura en la que se desarrolla. ¿Te imaginas la frustración que te provocaría no poder expresar lo que necesitas o cómo te sientes? ¿Cómo te sentirías cuando no fueses capaz de entender lo que te están diciendo?
Ante algo tan básico como alimentarse, ¿serías capaz de cazar animales utilizando un palo afilado? ¿ Reconocerías los frutos comestibles y sabrías dónde encontrarlos para recolectarlos? Está claro que necesitarías el apoyo de personas de ese poblado porque, de no ser así, no podrías sobrevivir.
En cuanto a las normas sociales, es probable que gestos que para ti resultan amigables y adecuados, para ellos resulten ofensivos o incluso una provocación. Eso llevaría a que interpretarán en ti una intencionalidad que realmente no tienes, es decir, tendrían sobre ti un prejuicio.
Tus pies no estarían acostumbrados a andar sobre la tierra sin zapatos que los cubran y protejan, por lo que tendrías dificultades para caminar y no podrías seguir el ritmo de los demás. Tus ojos no estarían acostumbrado a pasar horas bajo un sol cegador, ni a ver por la noche sin ayuda de la electricidad. Tus oídos no serían capaces de identificar sonidos importantes en esa cultura como la presencia de un animal o que se avecina una tormenta. A estas alturas, posiblemente, te has agobiado ya un poquito.
En tu entorno cotidiano eres una persona aparentemente sin discapacidad. En el otro, necesitas ayuda y apoyo ya que es evidente tu dificultad para desenvolverte con autonomía. Sin embargo, tu eres la misma persona, en Indonesia y aquí.
Y si volvemos aquí, a nuestra sociedad habitual y cotidiana, seguramente también podríamos encontrar áreas en las que nuestra capacidad, nuestro desempeño, es menor que el de la media. Tal vez sea tu inteligencia musical, o la corporal, o tu capacidad para relacionarte, o para identificar y gestionar tus emociones. Todos además, en nuestra historia vital, hemos experimentado la necesidad de apoyo para aprender una nueva habilidad, la que sea; montar en bicicleta, cocinar, gestionar nuestro dinero adecuadamente…Incluso algunas, nunca las aprenderemos y siempre necesitaremos ayuda para realizarlas.
Tal vez, después de este ejercicio seas un poco más consciente de que un entorno que ofrece adaptaciones y apoyos es mucho menos discapacitante, es accesible para muchas más personas y finalmente nos beneficia a todos.
¿Has completado tu percepción del mundo? ¿Has sido capaz de abrir tus ojos a realidades distintas a la tuya?